domingo, 2 de febrero de 2025

 

Para que todo aquel que en Él cree



La frase “para que todo aquel que en Él cree” aparece en Juan 3:16, uno de los versículos más conocidos y citados del Nuevo Testamento, que dice:

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."

Esta frase es clave para comprender el mensaje central del cristianismo y la naturaleza de la salvación. Vamos a desglosarla para entenderla más a fondo: 

1. "Todo aquel"

Esta expresión resalta la universalidad de la invitación. La palabra "todo" es inclusiva, lo que significa que no hay distinción entre personas o grupos; está dirigida a todos los seres humanos sin importar su raza, cultura, nacionalidad, género o condición social. Nadie queda excluido. La salvación que Dios ofrece a través de Jesucristo está abierta a toda persona.

  • Implica que la oferta de salvación es global: Aunque algunas corrientes teológicas pueden interpretar que la salvación está disponible solo para los elegidos, este versículo señala que la invitación es para todos.

2. "Que en Él cree"

Aquí encontramos un aspecto clave para la comprensión cristiana de la salvación: la fe en Jesús. La frase se refiere a la acción de creer en Jesucristo como el Hijo de Dios, el Salvador. Esta creencia no es simplemente una aceptación intelectual de que Jesús existió, sino una confianza personal en Él como la fuente de salvación y vida eterna.

  • Creer en este contexto significa confiar plenamente en Jesús para la salvación, aceptando que su sacrificio en la cruz es suficiente para perdonar nuestros pecados y darnos vida eterna. No es una creencia vaga o abstracta, sino una fe viva y transformadora que implica una relación personal con Él.

3. La promesa: "no se pierda, mas tenga vida eterna"

El resultado de creer en Jesús es claro: vida eterna. La expresión "no se pierda" implica que, sin Cristo, la humanidad está en un camino de perdición, separado de Dios, y destinado a la muerte espiritual. Pero creer en Él cambia ese destino, ofreciendo a quienes creen, vida eterna: una vida que no termina, que comienza aquí en la tierra (al recibir la salvación) y continúa más allá de la muerte física, en la presencia de Dios para siempre.

  • La vida eterna no es solo una cuestión de duración infinita, sino de calidad: es una vida nueva, transformada, vivida en comunión con Dios, que da paz, propósito y esperanza. Jesús mismo dijo en Juan 17:3 que la vida eterna consiste en "conocer a Dios y a Jesucristo, a quien Él ha enviado".

4. Contexto teológico

Este versículo subraya lo que en teología se conoce como la justificación por la fe. Según el cristianismo, la salvación no se obtiene por obras, mérito personal ni cumplimiento de la ley, sino por la fe en Jesucristo. La obra de Jesús en la cruz es suficiente para salvar a todos los que creen en Él.

  • La fe en Cristo es el medio por el cual recibimos el regalo de la salvación. La salvación no se trata de algo que podamos ganar o merecer por nuestros propios esfuerzos, sino que es un regalo de Dios que se recibe por fe.

5. La invitación universal

Es importante destacar que Juan 3:16 presenta una invitación universal. No es una declaración condicional solo para un grupo selecto de personas, sino para todos. El evangelio de Juan, de hecho, enfatiza constantemente que Jesús vino al mundo no solo para unos pocos, sino para salvar al mundo entero (Juan 4:42; Juan 6:51). Esto nos invita a ver que la salvación está a disposición de todos los que decidan creer.

Resumiendo:

La frase "para que todo aquel que en Él cree" refleja la disponibilidad universal de la salvación a través de la fe en Jesucristo. La invitación es clara y abierta a toda persona sin importar su condición, siempre y cuando acepte a Jesús como su Salvador y crea en Su obra redentora. La fe en Jesús es el medio a través del cual recibimos la vida eterna que Él ofrece.

Esta declaración es central en el cristianismo, ya que establece que la salvación no es por méritos humanos, sino por gracia, accesible a todo aquel que decida poner su fe en Cristo. Es un llamado a todos a responder al amor de Dios, aceptando el sacrificio de Jesús y viviendo en la nueva vida que Él proporciona.

miércoles, 23 de noviembre de 2022

¿HABLÓ JESÚS SOBRE EL PURGATORIO?

 "...se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia" (2 Tesalonicenses 2:10-12).


No quieres aceptar el evangelio de Jesucristo, ni quieres siquiera recibir y escuchar a aquellas personas que se acercan a ti para hablarte de Jesús, pero sí crees y aceptas a aquellos que te mienten diciendo que hay un lugar intermedio entre el cielo y el infierno, aun cuando Jesús jamás se refirió a dicho lugar. ¿A quién estás creyendo, a Jesús o a la mentira y el engaño a que ha sometido Satanás al mundo? ¿En quién o en qué estás depositando tu fe para ser salvo?

Jesús si habló y muchas veces acerca del cielo como un lugar donde vivirán por toda la eternidad los que creen en él, que han renunciado al mundo, que le han entregado su vida y hoy le sirven con todo su ser (Mateo 10:39; Juan 3:16; 36). Jesús mismo afirmó que iba a preparar lugar para nosotros en la casa de su Padre (Juan 14:2).  El Apóstol Pablo hablando del cielo dijo que “…nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo,” (Filipenses 3:20);  y que estaremos allí por siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16,17).

Jesús tambien habló y muchas veces acerca del infierno, del cual dijo es un lugar donde el gusano no muere y el fuego jamás se apaga (Marcos 9:44-48). Dijo que el infierno es un lugar real, que fue preparado para Satanás y sus ángeles (Mateo 25:41); y que es un lugar de condenación para aquellos que no creen en él (Juan 3:17,18).

El infierno o Lago de fuego, es un lugar donde sufrirán y serán atormentados por toda la eternidad aquellos que se niegan a creer y a obedecer el evangelio de Jesucristo (2 Tesalonicenses 1:8; Apocalipsis 14:11). Allí serán lanzados vivos la bestia y el falso profeta (Apocalipsis 19:20); Allí será lanzado el diablo (Apocalipsis 20:10); allí serán lanzados la muerte y el Hades (Apocalipsis 20:14);  y finalmente, allí serán lanzados también los que no se hallen inscritos en el Libro de la vida del cordero (Apocalipsis 20:15).

Sin embargo, Jesús jamás habló acerca de aquel lugar al que la Iglesia Católica llama "purgatorio", como si lo hizo sobre el cielo y el infierno y de eso hay mucha evidencia bíblica. No creas en esa vil mentira sobre el purgatorio, que lo único que hace es que no te preocupes de tu salvación, que hagas oídos sordos a los que te llegan a hablar de Jesús y que no te preocupes por creer en nuestro Señor Jesucristo, el único que te puede salvar de la condenación eterna en el infierno; porque según esa creencia, igual irás al cielo después de pagar hasta el último centavo por tus pecados en el purgatorio, aun cuando vivas tu vida como mejor te plazca. La creencia en un purgatorio inexistente lo único que puede hacer de ti es condenarte al infierno, más no puede llevarte al cielo.

Amigo, el único en el que debes creer es Jesucristo, él es el único que te puede librar de toda condenación, él es el único que te puede librar de las llamas eternas del lago de fuego. Recuerda que después de morir sólo te esperan uno de esos dos lugares de los que sí habló Jesús: el cielo, para vivir por toda la eternidad o el lago de fuego, donde serás atormentado por toda la eternidad.

". ..está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27). Es decir que después de morir al no creyente en Cristo Jesús, sólo le espera el juicio ante Dios que cuya sentencia es ser lanzado al Lago de fuego donde sufrirán por toda la eternidad.

En el día del Juicio ante el Gran trono de Dios sólo se presentarán “los muertos” (Apocalipsis 20:11-15), aquellos que no están inscritos en el Libro de la vida del cordero, que vivieron y murieron en sus pecados; aquellos que por voluntad propia decidieron no creer en Jesús aun cuando Dios les dio la oportunidad de hacerlo, y que sin embargo si creyeron en toda clase de mentira.

Jesús es el único camino que debemos seguir para llegar al cielo; él es la única verdad en la que debemos creer y él es el único de quien podemos recibir vida eterna. La decisión de creer o no creer en Jesús sólo se puede tomar aquí en este mundo y mientras aún estamos en vida, no hay una segunda oportunidad, una vez muertos ya no hay en absoluto ninguna esperanza para nadie.

No creas a los que te digan que aún muertos hay esperanza en el purgatorio, esas personas son instrumentos que Satanás utiliza para llevarte al infierno. Satanás ha cegado tu entendimiento para que no creas en el evangelio de Jesucristo. “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio…” (2 Corintios 4:4). Él es mentiroso y padre de toda mentira “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44)

Si el purgatorio existiese, no crees que Jesús mismo lo hubiese dicho, como si habló del cielo y del infierno; y si no lo hizo es porque sencillamente ese lugar no existe.

Jesús si dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí" Juan 14:6.

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” Juan 3:16.

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Juan 3:36.

¿Le crees a Jesús? ¿Crees que sólo Él es el único camino al cielo y el único que nos puede dar la vida eterna? ¿Seguirás rechazando el evangelio de Jesucristo y creyendo en la mentira del purgatorio?

La decisión es solo tuya, decídete a dejar el pecado, el mundo y los placeres mundanales. Decídete a ser parte de la Iglesia de Jesucristo, aquella Iglesia formada por aquellos hombres y mujeres que lo han dejado todo por amor a Cristo, que han creído en su verdad, que le siguen, le sirven y le adoran con todo su ser.

Arrepiéntete de todos tus pecados, entrega tu vida a Jesucristo y acéptalo como tú Señor y único Salvador personal.

Si has llegado hasta aquí es porque el Espíritu Santo de Dios está tocando a tu corazón. No te resistas al llamado del Señor, ábrele hoy mismo tu corazón.

Amén. Que Dios bendiga tu vida y la de los tuyos.


domingo, 28 de noviembre de 2021

¿POR QUÉ DEBEMOS CREER EN LA BIBLIA?


Creo en la Biblia porque es el libro de mi Dios. Ella es… la Palabra de Dios y contiene la mente de Dios.

La Biblia es incomparable. No ha existido, ni existirá libro sobre la tierra que pueda compararse con ella o que pretenda superarla. No hay un solo libro que tenga tanto poder, para lograr cambios tan significativos en la conducta, en el comportamiento, en el carácter, en el corazón o en la vida de quienes llegan a leerla y a confiar plenamente en lo que en ella está escrito.
No hay ningún otro libro sobre la Tierra que haya tenido un solo autor, pero que haya sido escrito por muchos hombres de distintos oficios y personalidades, o cuyo mensaje haya sido inspirado por el mismo Espíritu Santo de Dios.
Su contenido es 100 % veraz, contiene la existencia de la humanidad desde sus inicios hasta su final. Los hallazgos históricos han comprobado su veracidad y todo lo que en ella está escrito ha acontecido a la humanidad. La mayoría de sus profecías se han cumplido y hay otras aún por cumplirse, pero se cumplirán en su totalidad.
La Biblia nos muestra a Dios, el creador y el sustentador de todas las cosas, a Jesús como nuestro Señor y nuestro Salvador; nos muestra cómo obtener el perdón de nuestros pecados, la salvación y el camino a seguir para llegar al cielo, a gozar de la presencia de Dios.
La Biblia contiene la verdad sobre esta vida y la eternidad. En sus páginas Dios describe el destino de la humanidad, vida eterna a los que obedecen sus mandamientos y condenación a quienes rehúsan creer en la verdad. También describe el destino de Satanás y de quienes van en pos de él, creyendo en su engaño, en sus mentiras y en cada una de sus artimañas.
La Biblia es el libro más amado por los hijos de Dios y es a la vez el libro más odiado por quienes se consideran enemigos de Dios. Reyes, emperadores, presidentes y gobernadores han querido eliminarla de sobre la faz de la tierra, pero jamás han logrado su cometido, pues siendo la Palabra del mismo creador no hay criatura alguna sobre la tierra que se atreva a enfrentar su poder o que pueda ante él prevalecer.
“Más la palabra del Señor permanece para siempre…” 1 Pedro 1:25.
Te invito a creer en la Palabra de Dios y a obedecer sus mandamientos, te aseguro que jamás te arrepentirás de haberlo hecho.

DERRIBANDO FORTALEZAS, ARGUMENTOS Y TODA ALTIVEZ.

 


"Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. 2 Corintios 10:3-5 (RVR 1960)

Somos Hijos de Dios y Como tal vivimos bajo el poder, la guía y la dirección del Espíritu Santo que mora en nuestras vidas. Por lo tanto nuestra lucha no es carnal sino espiritual, nuestras armas son poderosas en Dios para destrucción de fortalezas.
Jesús dijo en Hechos 1:8 "Pero, recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra."
En nuestra labor ministerial, al dar a conocer a otros el mensaje de salvación, el evangelio de Jesucristo, nos enfrentaremos a diversas situaciones en las que vamos a necesitar sí o sí ser revestidos del poder del Espíritu Santo.
El enemigo no descansa jamás y utilizará todo lo que tenga a su alcance para detener la evangelización de las personas, es así como el siervo de Dios se enfrenta constantemente a personas de mal carácter, autoridades, gente inconforme y con malas intensiones, personas supuestamente mejor preparadas que nosotros, personas que tergiversan la Palabra de Dios y la acomodan a sus propios intereses, el ateismo, la vana religiosidad, obediencia a mandamientos de hombres como si fuesen divinos, pensamientos contrarios a los mandamientos, estatutos y preceptos de Dios, como por ejemplo: aprobar leyes a favor del aborto, de la ideología de género y del matrimonio igualitario. Estas personas se han declarado enemigos públicos de Dios y de su Palabra y defienden a capa y espada sus argumentos, a tal punto que hay gobiernos que ya han cedido ante sus pretensiones y han firmado leyes a su favor, y lógicamente que ellos esperan que la Iglesia tenga que obedecer, sino tendrá que sufrir todas las consecuencias que se le impongan.
Esas son las fortalezas que debemos destruir, esos son los argumentos que debemos derribar y también traer abajo toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios.
Termina diciendo que todo pensamiento debe ser llevado cautivo a la obediencia a Cristo. Y cuándo se toma cautivos, cuando se ha ganado una batalla o una guerra, éstos se llevan como botines o trofeos de guerra.
La Iglesia debe luchar ante cualquier circunstancia que le sea adversa, debe luchar por defender la verdad y sin desmayar, la verdad de Dios debe vencer por sobre todas las cosas.
Toda persona que se diga ser cristiana, que es parte de la Iglesia de Jesucristo debe defender a toda costa la verdad.
"sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" 1 Pedro 3:15.

Sigamos a Jesús, el Buen Pastor.


"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre" Juan 10: 27-29 RVR 1960

y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre"

Juan 10: 27-29 RVR 1960
¿Eres tú una oveja del Señor?, ¿Perteneces al redil del Buen Pastor?
¿Estás oyendo la voz de Jesús? ¿Él te conoce? ¿Estás siguiendo sus pisadas y yendo por donde él te guíe?
Si eres una oveja del buen Pastor, eres parte de su redil, entonces estás presto siempre a oir su voz y a seguir sus pasos, a cambio de ello Jesús te da vida eterna, él dice que no perecerás jamás, ni nadie te arrebatará de su mano. Y cuando dice nadie, se refiere a las huestes de maldad, a Satanás y sus demonios. Satanás no puede arrebatar de las manos de Jesús a quien el toma por una de sus ovejas y, además Jesús dice que de igual manera no la podrán arrebatar de la mmano de su padre. Eso significa que si eres ya una oveja del Señor estás doblemente seguro, tanto en las manos de Jesús como en las manos de su Padre.
Esa es la seguridad que tenemos los que creemos que en Jesús tenemos vida eterna. La frase "no perecerán jamás" significa que viviremos por siempre, seguros en él por toda la eternidad.
¿Quieres ser una oveja del Señor? ¿Quieres ser parte del redil del Buen Pastor? ¿Quieres oir su voz, dejar que él te guíe y seguir sus pisadas?
Arrepiéntete de todos tus pecados y acepta a Jesús como tu Señor y tu salvador. Acércate a Jesús en oración, pidiendo de todo corazón que perdone tus pecados. Él no sólo perdonará tus pecados, sino que transformará tu vida, quitará el vacío que hay en tu corazón, hará de tí una nueva criatura, escribirá tu nombre en el Libro de la Vida del Cordero, te hará un hijo de Dios y te dará vida eterna. Vivirás por toda la eternidad, juntamente con Jesús y con todos aquellos que hoy le siguen y le sirven y que un día le entregaron a Él también sus vidas.
Si esa es tu decisión, ¡¡Bienvenido seas a la familia de Dios!!
Que Dios te bendiga.

"YO LE RESUCITARÉ EN EL DÍA POSTRERO"


“Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” Juan 6:39,40.

Jesús es la fuente de la vida y de la resurrección. Cuando la Biblia se refiere a la vida, por lo general hace referencia no solo a esta vida terrenal sino también a la vida eterna, y para ser parte y gozar de la vida eterna, los hijos de Dios, los creyentes en Cristo que hayan muerto antes de su venida y esperando su manifestación gloriosa en los cielos, deben resucitar primero. “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero” 1 Tesalonicenses 4:16.
Jesús mismo afirmó que él era la resurrección y la vida.
“Jesús le dijo: Yo Soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá” Juan 11:25
“Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?” Juan 11:26
¿Quieres tener y gozar de la vida eterna? ¿Quieres ser parte de aquellos que resucitarán cuando oigan la voz de su Señor, en caso hayas muerto antes de su venida?
La Biblia dice que tenemos que Creer en Jesús y eso no solo implica el conocerle personalmente, sino en creer en su mensaje, obedecer y poner en práctica su palabra, estar dispuestos a seguirle, a servirle, a adorarle, y a ceder a él todos los derechos sobre nuestra vida, es decir dejar que él sea el Señor de nuestras vidas. Tienes que aceptarle como Señor y único salvador personal. Creer en Jesús nos garantiza que podamos gozar de la vida eterna.
“El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” Juan 3:36
¿Quieres aceptar a Jesús como tu Señor y tu único salvador?
Acércate a Jesús en oración y en señal de arrepentimiento, pidiendo de todo corazón que te perdone. Él no sólo perdonará tus pecados, sino que transformará tu vida, quitará el vacío que hay en tu corazón, hará de ti una nueva criatura, escribirá tu nombre en el Libro de la Vida del Cordero, te hará un hijo de Dios y te dará vida eterna. Vivirás por toda la eternidad, juntamente con Jesús y con todos aquellos que hoy le siguen y le sirven y que un día le entregaron a Él también sus vidas.
Si esa es tu decisión, ¡¡Bienvenido seas a la familia de Dios!!
Que Dios te bendiga.
A menos que se diga lo contrario, todas las citas han sido tomadas de la Biblia Reyna-Valera versión 1960.

"LA IGLESIA DE CRISTO” ADORA A DIOS EN ESPÍRITU Y EN VERDAD.

“Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”. Juan 4:21-24 (RVR 1960).

Jesús jamás afirmó de que iba a haber un lugar en particular para ser el centro de la adoración a Dios e incluso descartó a la misma ciudad de Jerusalén.
Si Jesús hubiese querido que exista un lugar de adoración en especial o una sede mundial del cristianismo, sin duda que hubiera elegido a Jerusalén, puesto que Jerusalén se encontraba en Israel, la nación escogida y amada por Dios. Y si no hubiese sido Jerusalén quizá hubiese elegido a Belén, su lugar de nacimiento, o Nazareth, el lugar donde se había criado, o Galilea donde inició su ministerio, o cualquier otro lugar en Israel.
Recordemos que Jerusalén tuvo un papel muy preponderante en los inicios la iglesia, fue el centro de la iglesia primitiva, allí se concentraron los discípulos y de allí salieron los misioneros que se encargaron de llevar el evangelio de Jesucristo a las naciones.
Jesús dio a entender a la mujer samaritana que ellos estaban adorando lo que no sabían, dicho en otras palabras, estaban adorando de una manera incorrecta y sin saber a quién lo hacían, y que los judíos si adoraban de una manera correcta, le dijo también y con toda seguridad que la salvación viene de los judíos, dándole a entender que si adoraban a la manera de los judíos iban a ser salvos. Los judíos en los tiempos de Jesús acudían año tras año a Jerusalén para adorar, ofrecer sacrificios a Dios y expiar así sus pecados.
Jesús le dijo que llegaría la hora en que los verdaderos adoradores adoren a Dios en Espíritu y en verdad, eso solo muestra que cada hijo Dios puede adorarle sin hacerlo en un lugar en especial, puede hacerlo en cualquier lugar, comunidad, región o país donde se encuentre. Desde ese momento Jesús abría la posibilidad de que Dios iba a ser adorado no solo en Jerusalén sino también en todas las naciones de la tierra.
Jesús jamás dijo que su Iglesia iba a formar parte de una organización mundial con un líder y una jerarquía constituida, tampoco dijo que sería una denominación en particular que afirme que es la única que tiene la verdad y que solo a través de ella se puede ser salvo. No es la iglesia que tiene los mejores edificios en el mundo o que realiza los mejores cultos, ceremonias o rituales religiosos. No es la que llena estadios o coliseos en sus campañas o que se precie de hacer la mayor cantidad de sanidades y milagros. La iglesia de Cristo es espiritual y está formada por todo aquel que ha creído en él, han lavado sus pecados en su sangre, han sido perdonados, apartados del mundo por Dios, sellados con el Espíritu Santo, sus nombres han sido escritos en el Libro de la vida del Cordero, tienen vida eterna, son llamados a vivir en santidad, y es por eso que adoran a Dios en espíritu y en verdad.
Que Dios les bendiga.