"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre" Juan 10: 27-29 RVR 1960
y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre"
Juan 10: 27-29 RVR 1960
¿Eres tú una oveja del Señor?, ¿Perteneces al redil del Buen Pastor?
¿Estás oyendo la voz de Jesús? ¿Él te conoce? ¿Estás siguiendo sus pisadas y yendo por donde él te guíe?
Si eres una oveja del buen Pastor, eres parte de su redil, entonces estás presto siempre a oir su voz y a seguir sus pasos, a cambio de ello Jesús te da vida eterna, él dice que no perecerás jamás, ni nadie te arrebatará de su mano. Y cuando dice nadie, se refiere a las huestes de maldad, a Satanás y sus demonios. Satanás no puede arrebatar de las manos de Jesús a quien el toma por una de sus ovejas y, además Jesús dice que de igual manera no la podrán arrebatar de la mmano de su padre. Eso significa que si eres ya una oveja del Señor estás doblemente seguro, tanto en las manos de Jesús como en las manos de su Padre.
Esa es la seguridad que tenemos los que creemos que en Jesús tenemos vida eterna. La frase "no perecerán jamás" significa que viviremos por siempre, seguros en él por toda la eternidad.
¿Quieres ser una oveja del Señor? ¿Quieres ser parte del redil del Buen Pastor? ¿Quieres oir su voz, dejar que él te guíe y seguir sus pisadas?
Arrepiéntete de todos tus pecados y acepta a Jesús como tu Señor y tu salvador. Acércate a Jesús en oración, pidiendo de todo corazón que perdone tus pecados. Él no sólo perdonará tus pecados, sino que transformará tu vida, quitará el vacío que hay en tu corazón, hará de tí una nueva criatura, escribirá tu nombre en el Libro de la Vida del Cordero, te hará un hijo de Dios y te dará vida eterna. Vivirás por toda la eternidad, juntamente con Jesús y con todos aquellos que hoy le siguen y le sirven y que un día le entregaron a Él también sus vidas.
Si esa es tu decisión, ¡¡Bienvenido seas a la familia de Dios!!
Que Dios te bendiga.
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